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Jóvenes de Fé - simples delicias
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Simples Delicias |
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El otro día puse mi árbol navideño mientras mi hijito de dos años de edad dormía la siesta. Cuando despertó y lo llevé hasta la sala de nuestra casa, sus ojos se abrieron llenos de curiosidad y asombro. Corrió hacia el arbolito y comenzó a señalarlo, diciendo a su modo: ““Un arbolito navideño, mamá” (“Chistmas chee, mama”). Caminó alrededor de él y apuntó hacia las lucecitas rojas que brillaban y las bolitas de madera que lo adornaban. Pero lo que más le gustó fueron las luces. Las miraba sonriendo y luego me decía: “Un arbolito navideño, mamá”. Entonces lo miró de nuevo y me dijo: “Me gustan las lucecitas del arbolito de Navidad, mamá”. Con sonidos de admiración, finalmente concluyó, diciendo: “Me encantan las lucecitas del arbolito de Navidad, mamá”.
Esa pequeña expresión de alegría que le causaba el arbolito navideño me hizo agradecer aún más el haberlo puesto allí. Sentí una calidez interior porque para mi hijo ¡era algo tan especial y emocionante! Esta será la primera Navidad en que podrá apreciar todo debido a que ya tiene dos años de edad. Su entusiasmo por la Navidad es tan contagioso que parece muy apropiado con la celebración que marca el nacimiento de nuestro Señor.
Gozo
Parece que por todas partes hubiera “Chistmas chees” iluminando nuestra vida y llenándonos de gozo. Ese gozo puede ser de muchas maneras, como la vista de una montaña blanca o la llamada de un amigo que no hemos escuchado en mucho tiempo. Y casi de la misma forma en que mi pequeño hijo se entusiasmó con algo nuevo y hermoso, nosotros también somos transformados en fuentes de alegría por el Señor al deleitarnos en Él. Ya sea algo tan simple como una sonrisa o tan bello como un árbol navideño recién decorado, el gozo nos impulsa a crear más gozo.
El Salmo 33:1, dice: “Canten al Señor con alegría, ustedes los justos; es propio de los íntegros alabar al Señor." |
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