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Jóvenes de Fé - El Buen Samaritano
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El Buen Samaritano
Detenerse a ayudar a los compañeros ciclistas tiene como resultado dobles bendiciones.
En los tiempos bíblicos, el buen samaritano viajaba en burro. Pero, hoy en día, quizás usted encuentre a un buen samaritano manejando una motocicleta. Mi esposo y yo pertenecemos a la Asociación Cristiana de Motociclistas (CMA, sigla en Inglés), un ministerio destinado a llevar el evangelio de nuestro Señor Jesucristo a los motociclistas. A menudo, tenemos oportunidades de testificar porque estamos dispuestos a detenernos y ayudar a alguien que necesite de una mano y, posiblemente, de una oración.
El pasado mes de junio, mi esposo y yo volvíamos a casa, luego de participar en Americade, una elegante reunión de motociclistas realizada en Lake George, Nueva York. Conduciendo nuestra motocicleta Honda Shadow ACE Tourer, tratábamos de adelantarnos a un aguacero que nos perseguía. Para palear la tempestad, decidimos no ir por los caminos rurales, sino tomar el New York State Thruway y la autopista de Massachusetts para llegar a nuestro hogar en Milford, Massachusetts. Pagamos el peaje y casi inmediatamente después que entramos en la autopista, advertimos que había cuatro motociclistas y sus motos Gold Wing y un BMW detenidos al costado de la carretera. Decidimos parar y ver en qué podíamos ayudarlos.
Ese día con 80 grados de temperatura, un hombre bañado en sudor se encontraba debajo de la motocicleta mirando las llantas. Nos presentamos y les preguntamos en qué les podíamos ayudar. Cuando vieron los chalecos de la CMA que llevábamos puestos, nos preguntaron si veníamos de Americade. Ellos iban de regreso a Long Island del mismo evento y se les había pinchado una llanta del BMW mientras pasaban la cabina del peaje.
La situación era atemorizante, ¡debido al pesado tráfico de camiones que pasaban sólo a pocos pies de donde nos encontrábamos! La pareja con la avería parecía estar teniendo problemas en decidir qué hacer. Sabía que no podía hacer nada más que orar, así que me senté en la baranda y oré, silenciosamente, para que Dios interviniera. El dueño de la motocicleta sacó una caja de herramientas. El dueño de la Gold Wing tenía un compresor de aire, para examinar la presión. El parche que le pusieron, no pegó ni había suficiente presión de aire en la llanta que le permitiera ir hasta la salida más próxima a Lee, a 5 millas de distancia de la carretera.
Justo a Tiempo
Frustrada, dije: “¿Dónde están los policías cuando uno los necesita?” Luego le pregunté a ellos si no tenían inconveniente en que oráramos. Parecían impactados, pero no tuvieron problemas en unir sus manos a las nuestras, mientras mi esposo oraba por protección y guía. Después que habíamos orado, una de las mujeres localizó a un vendedor de BMW a sólo 40 minutos de la carretera. Su esposo levantó las manos al cielo, diciendo: “¡Gracias!” No podía creer que había un vendedor que tenía su tienda abierta a sólo 45 minutos de distancia. Trataron de utilizar de nuevo la caja de herramientas, ¡y esta vez el parche funcionó! La presión de aire también era la correcta, así que estábamos seguros de que Dios había contestado nuestras oraciones. Decidimos seguir al BMW mientras salía de la autopista, para asegurarnos que todo estaba bien.
Les ofrecí mi tarjeta de presentación, la cual incluía mi correo electrónico y la información acerca de mi libro titulado Listen to the Cry of the Child (Escuchen el Gemir del Niño). Brevemente les conté cómo Dios me ayudó a recuperarme de abuso sexual. En respuesta, uno de ellos me dio su tarjeta de presentación. Recordé uno de mis comentarios anteriores, cuando me di cuenta que era un policía. Allí me enteré que el otro hombre era un policía jubilado.
La experiencia en sí misma ya era una bendición; pero había aún más. A la mañana siguiente, recibimos un mensaje por correo electrónico de la mujer que había estado guiando el BMW con el problema de la llanta.
Nos agradecía profundamente por haber tomado el tiempo para detenernos y ayudarlos, cerciorándonos que estaban a salvo y guiándolos hasta la salida más próxima. Ella nos contaba que el vendedor de BMW sólo tenía una llanta del tamaño que ellos necesitaban, “¡estaba esperando por nosotros!” Alcanzaron a tomar el último transbordador y llegaron a su hogar a las 9:00 p.m.
Al siguiente día, recibimos un mensaje de parte de su esposo. Nos decía que como agente policial había visto tantos accidentes trágicos en la carretera, tanto de carros como de motocicletas, ¡y que nosotros habíamos evitado otro accidente trágico más! Estaban aterrados cuando se quedaron desamparados en la autopista. Cuando yo dije, “¿dónde están los policías cuando uno los necesita?”, él había pensado lo mismo, deseando que llegara uno para protegerlos. ¡No podían agradecernos lo suficiente! Al siguiente día, una hermosa cesta de flores y hojas verdes llegó hasta nuestra puerta de parte de esa agradecida pareja. Yo estaba conmovida por los e-mails y las flores llenas de aprecio que nos obsequiaban en agradecimiento por habernos detenido a ayudarlos aquel día. A menudo nos detenemos en la carretera para ayudar a alguien, pero esta era la primera vez que nos agradecían con una cesta de flores. Debido a que tenemos su dirección, pudimos enviarles información acerca del evento de Long Island de la CMA, junto con un ejemplar de Hope for the Highway Bible (Esperanza en la Biblia de Carreteras) y artículos de periódicos recientes del evento de la CMA.
Siglos atrás, un sabio hombre describía el principio que los miembros de la Asociación Cristiana de Motociclistas utilizan para compartir el Evangelio: “Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo!” (Eclesiastés 4:9, 10).
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