|
|
|
|
Jóvenes de Fé - Un acto de bondad
|
|
Cuando se trata de ayudar a los demás no puedo decir que me destaco. Me gusta hacer cosas por otras personas, como cocinar algo fácil o comprar pequeños regalitos que digan: “Gracias por tu amistad” o “estoy orando por ti.” Generalmente realizo estos actos de bondad con personas que conozco, especialmente con aquellas más cercanas a mí.
Luego de regresar de las vacaciones navideñas pasadas con mis padres, fuimos a cenar a casa de mis suegros, y les pregunté cómo había sido la Navidad para ellos. Nos contaron lo maravillosa y tranquila que había sido y cómo disfrutaron repartiendo certificados de compras entre gente sin hogar de la comunidad. ¡Quedé admirada! Qué manera tan humilde de vivir la Navidad cuando la mayoría, incluyéndome yo misma, disfrutábamos de una cálida cena, intercambiando regalos con los demás. Me impresionó y comprendí de una forma distinta la frase “actos de bondad realizados al azar”.
¿Seguiré De Largo?
Dios habla bastante acerca de la bondad en la Biblia. La mayoría de nosotros recuerda la historia del buen Samaritano. Muchos pasaron de largo antes de que uno se detuviera a ayudar a un hombre necesitado. A menudo me pregunto, ¿seré yo la que mire y siga de largo o me detendré, pase lo que pase, para ayudarlo? Pienso que Dios nos ha llamado para ser Sus ayudantes. En momentos de gran necesidad en el mundo, se nos ha llamado a ser los “discípulos” de Cristo para llevar a cabo Sus actos de bondad.
La Biblia dice: “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento” (Mateo 25:35). Existen muchas formas de ayudar a aquellos que están necesitados. Podemos donar ropa, alimentar a los hambrientos o, incluso, cocinar para ellos de vez en cuando. También podemos organizar un ministerio en las prisiones. La lista es interminable.
Dios nos llama a realizar actos bondadosos con aquellos que están a nuestro alrededor, los conozcamos o no. “El Rey les responderá: ‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí” (Mateo 25:40). |
|
|
|
|